“Una imagen vale más que mil palabras” es una expresión cuyo origen se atribuye al poeta y dramaturgo noruego Henrik Ibsen. Etimológicamente hace referencia a que las acciones son más concretas y demostrativas que las posturas retóricas y argumentativas. Sin embargo, esta interpretación ha ampliado su aplicación en lo cotidiano, pues hace referencia a la creatividad y a lo que las imágenes en sí mismas nos comunican.
El arte y las sensaciones que transmiten
El arte puede ser un ejemplo claro de cómo sucede esto. Por ejemplo, las sensaciones que una pintura provoca en quien la admira no requiere de explicaciones o palabras. Lo mismo sucede con la escultura, la danza, la fotografía e incluso la arquitectura. Color, luz, espacio, profundidad, ritmo, movimiento y otros elementos logran trasmitir sensaciones y emociones en quienes las aprecian. Sin embargo, estas interpretaciones tienen como punto de partida las referencias personales e historias de vida de cada individuo.
Elementos como la edad, nivel educativo, acercamiento a las artes, país o región sirven como decodificadores de estos “estímulos” visuales. De esta manera, la misma imagen de un amanecer puede brindar confort, tranquilidad, felicidad, nostalgia o soledad a distintas personas, dependiendo de las referencias de cada uno de ellos.
El lenguaje y las emociones
Por otro lado, mediante el lenguaje hemos asignado palabras a objetos, espacios y emociones, brindándonos la capacidad de describir no sólo objetos, dimensiones, y colores, sino también sensaciones y emociones. Estas capacidades comunicativas nos proveen de herramientas que, a través de analogías, hipérboles y otras figuras literarias, permiten describir situaciones, emociones y sensaciones a partir de comparaciones o referencias vivenciales.
El sonido de la voz
En su mayoría, los seres humanos pueden usar estos recursos a través del sonido de la voz. Por ejemplo, al nombrar las cosas, describir sus características, detallar dimensiones, colores, texturas e incluso emular sensaciones evocativas de ciertas situaciones. Los códigos comunicativos siguen vinculados a las condiciones antes mencionadas, contando como contrapeso de la interpretación, la descripción precisa de los elementos que contiene, además del tamaño, profundidad, forma, etcétera.
Modulación de la voz
Ahora bien, existe un factor que debemos sumar y que puede enriquecer todo aquello que comunicamos de manera oral: la modulación de la voz. Y es que, por medio de las variaciones en las cualidades de la voz (tono, timbre, intensidad, duración), el ser humano es capaz de enfatizar en las palabras que empleamos, concediéndoles de valores interpretativos más allá de la significación de la palabra misma.
Tomemos como ejemplo la palabra “chocolate”, que hace referencia a un alimento, producto de la mezcla de cacao y azúcar. Partiendo de ello, podemos considerar que la palabra y el alimento no tienen una carga emocional por sí misma, por lo que nos permite visualizar nuestro concepto individual del chocolate y hacer una descripción a partir de ello. Sin embargo, las situaciones en las que se presente la palabra, harán que esta se llene de cargas de significados, sensaciones y emociones.
La misma palabra dicha por un niño que es sorprendido por su mamá, le dará una carga de felicidad explosiva de la mano de la inocencia inherente al niño. Esa misma palabra en boca de un chef que está preparando un platillo que requiere de este ingrediente para dar un toque distinto, la dotará de genialidad, madurez y sorpresa, y la misma palabra pronunciada por una mujer que recibe un detalle romántico después de una cena íntima, la dotará de una carga sentimental y sensual, tal vez con un toque de sorpresa coqueta.
Emociones a través de la modulación de la voz
Calidez, inocencia, cercanía, ternura, diversión, tristeza, dinamismo, frialdad, neutralidad, institucionalidad, formalidad, seguridad, credibilidad, sensualidad, amor, enojo, ira, son algunas de las sensaciones y emociones que a través de la modulación de la voz podemos trasmitir a quienes nos escuchan.
La voz puede brindar autoridad o generar desconfianza; puede proyectar seguridad o provocar incredulidad. Puede brindarnos una sensación de entendimiento o puede alejarnos de manera diametral.
Así que, ahora podremos considerar que, si “una imagen vale más que mil palabras”, la modulación de las palabras a través de la voz, brindarán de mayor significación a la descripción de esa misma imagen.
Para saber más
Licenciatura en Traducción, Localización e Interpretación, Universidad Intercontinental.
- Santini, L. (2002). Manual de locución y doblaje de voz. Ciudad de México: Ediciones Quinto Sol.
- Persuade con tu voz. Estrategias para sonar creíble. | Emma Rodero | TEDxMalagueta. (2018, 15 marzo). YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=YlI-e4QJWG0