Éstas, entre muchas otras, son las descripciones de la colección de imágenes generadas a raíz de los eventos ocurridos en 1968 y que fueron un parteaguas en la historia moderna de México.
Gráfica del 68. Imágenes Rotundas es el nombre de la exposición organizada por el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), la cual se presentó en 2018 a propósito del 50 aniversario del movimiento estudiantil del 2 de octubre de 1968.
El objetivo inmediato de dichas representaciones consistía en mantener informada a la ciudadanía sobre los abusos cometidos por el gobierno y, a la vez, convertirse en la fuerza de cohesión entre los miembros del movimiento de denuncia.
El valor de la colección expuesta es considerable si se consideran, por lo menos, tres aspectos importantes:
- Después de mucho tiempo, fue en México donde se revivió la antigua tradición panhelénica de reunir, en un sólo evento, dos actividades de gran relevancia: el deporte y la cultura.
Esto implicaba aprovechar la magnitud del acontecimiento olímpico para mostrarse ante el mundo como un país digno y vanguardista en sus expresiones artísticas y avances científicos. Los juegos olímpicos celebrados en México también serían, por mucho tiempo, un ejemplo de hospitalidad y grata convivencia internacional (La ruta de la amistad).
- Asimismo, por vez primera, se retomó y resignificó el discurso gráfico elaborado para los Juegos Olímpicos con el fin de elaborar un material de expresión propio (subversivo y peligroso para el poder).
Éste buscaba exhibir la realidad política que se vivía y sufría en el país tras la matanza en Tlatelolco ocurrida apenas cinco días antes (2 de octubre) de la inauguración del evento deportivo (7 de octubre).
La identidad gráfica de la XIX Olimpiada comenzó a trabajarse desde mediados de los años sesenta, cuando México obtuvo 30 votos a favor como sede organizadora.
De este modo, con la construcción del Museo Nacional de Antropología, dirigida por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, se iniciaría la enorme tarea de conformar un equipo interdisciplinario de trabajo para diseñar la iconografía del evento (signos identificadores básicos y sus aplicaciones en diversos soportes y espacios arquitectónicos), basándose, principalmente, en la tradición gráfica del arte huichol.
Con ello, se trabajó no sólo en la imagen o el posicionamiento de los Juegos Olímpicos en la mente de un auditorio nacional e internacional, sino en la identidad de un momento histórico de clara confrontación y denuncia en México.
- Como tercer aspecto, resulta muy interesante considerar la relevancia que representó el diseño del logotipo de los XIX Juegos Olímpicos en el contexto educativo, pues hasta entonces la Licenciatura de Diseño Gráfico como tal, aún no había sido implementada en México.
Entonces, el equipo de trabajo tuvo que reforzarse con la participación de diseñadores y arquitectos extranjeros, además de varios artistas plásticos mexicanos que también estaban involucrados en el movimiento político (entonces estudiantes de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, hoy Facultad de Artes y Diseño, de la Universidad Nacional Autónoma de México).
Los alcances de “vestir” de Olimpiada la ciudad se verían reflejados en muy poco tiempo en diversas instancias de Educación Superior, al reafirmar la necesidad de formar profesionales capaces de intervenir en la solución de problemas y proyectos de comunicación visual.
Ahora bien, ¿qué repercusiones tendría la resignificación del discurso gráfico de las Olimpiadas en el mensaje latente de un duelo nacional a flor de piel? Todas, pues México no era la única nación víctima de la represión y la violencia. La denuncia le vendría a la medida al sentir internacional, en general. Así con los ojos del mundo puestos en México, la paz mundialmente deseada e hipócritamente simulada por el gobierno de Díaz Ordaz, sería expuesta como una condición transgredida por el poder del Estado.
El espacio público como escenario de la fiesta deportiva fue tomado a manera de lienzo en el que el lenguaje de la imagen tendría expresión abierta para denunciar todas las atrocidades cometidas por el gobierno y que la palabra escrita, a través de la prensa, tendría la consigna oficial de callar.
Finalmente, más allá del valor estético y expresivo de las piezas expuestas, se encuentra la reflexión de que 50 años son nada cuando se trata de una situación de represión y violencia que no terminó, sino que sólo se ha transformado y recrudecido con el tiempo.
Las matanzas de Tlatelolco, Aguas Blancas, Acteal, Atenco y la desaparición de los 43 normalistas, entre otras, no representan más que diversos y graves sucesos sin resolver, verdades ocultas una detrás de otra.
Ante ello, vale la pena preguntarse: ¿cuántos espacios de exposición son necesarios para erradicar la corrupción y la violencia ejercida por la sed de poder de dominio y control del ser humano? ¿Son las redes sociales los instrumentos actuales que nos puedan permitir sembrar otro tipo de conciencia en la población mexicana?
Para saber más
Licenciatura en Diseño Gráfico, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/licenciaturas/division-ciencias-sociales/diseno-grafico/
Licenciatura en Arquitectura, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/licenciaturas/division-ciencias-sociales/arquitectura/
Karemm Danel, Cinco diseñadores gráficos que debes conocer. Disponible en https://www.uic.mx/cinco-disenadores-graficos-que-debes-conocer/
María Teresa Limón, El color en la Bauhaus. Disponible en https://www.uic.mx/el-color-en-la-bauhaus/
Amador Mendoza, Del hypar de Candela a lo tectónico en Zaha Hadid Architects.. Disponible en https://www.uic.mx/del-hypar-de-candela-a-lo-tectonico-en-zaha-hadid-architects/
Coordinación de Difusión Cultural, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/event-organizer/coordinacion-de-difusion-cultural/