Del patrimonio cultural al patrimonio industrial I

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¿De qué se trata lo del patrimonio cultural?

El patrimonio cultural de los pueblos es el legado de un sinnúmero de elementos compilados durante mucho tiempo y heredado a las nuevas generaciones para que se valore, cuide y enriquezca. Es un rasgo que brinda identidad a la región que lo genera, sea un sitio en particular, una región o un país. Se integra por expresiones materiales o tangibles y por otras inmateriales o intangibles.[1] Las primeras pueden ser los vestigios físicos de valor histórico, objetos arqueológicos o artísticos. Las segundas son las lenguas originales, la gastronomía, las fiestas, tradiciones y demás.

Patrimonio industrial

Dentro del patrimonio cultural, existe un conjunto de elementos de enorme valor, aún poco explorado o reconocido, conocido como patrimonio industrial. Éste se forma de los restos (materiales e inmateriales) que poseen valor histórico, tecnológico, arquitectónico, social o científico. Dichos restos existen en forma de territorio, edificios, maquinaria, archivos, y testimonios orales transmitidos por trabajadores en vida. Los vestigios materiales inmuebles pueden ser fábricas, talleres, molinos, minas, haciendas, lugares donde se procesa energía, edificios relacionados con el transporte e infraestructura, así como lugares donde se llevan a cabo actividades básicas y complementarias de la gente relacionada con esos sitios. Por ejemplo: la vivienda, la educación, el comercio o la religión.

Por su enorme significado cultural, la Unesco creó en 1973 un organismo internacional que coordina los trabajos de valorización y difusión de sitios industriales llamado TICCIH (Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial), que tiene como sustento documental la Carta Nizhny Tagil, firmada en 2003. Este comité ha definido una serie de criterios que evalúan el contenido cultural que cualquier sitio posee. A medida que se cumpla con una mayor cantidad de ellos, más valor tiene. A continuación, se enuncian los criterios antes mencionados.

Valores del patrimonio industrial

  • Como evidencia. Los objetos y elementos son testimonios de actividades con profundo valor histórico e interés universal, a los cuales importa proteger.
  • Por su valor social. Al ser parte integral de la vida de hombres, mujeres y familias enteras, se logra un alto sentimiento de identidad. Posee un valor tecnológico y científico en la historia de fábricas y complejos industriales, y puede tener un alto valor estético por la calidad de la arquitectura, diseño o planificación urbana.
  • Valor intrínseco. Se refieren a aquellas que fueron pensadas y elaboradas en un lugar específico en una fecha definida y con un objetivo especial. Nos hablan de cada uno de los componentes, de sus máquinas, de la infraestructura, del paisaje y hasta de sus archivos.
  • La rareza. Cuando se revisan casos relacionados con procesos poco conocidos o muy peculiares, su valor aumenta, pues esto implica que hay pocos casos similares. Los ejemplos tempranos o pioneros tienen especial valor.

Patrimonio cultural en Latinoamérica

Latinoamérica posee un patrimonio cultural incalculable. Prueba de ello es la cantidad de sitios incluidos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, dentro de los cuales destaca el Paisaje de agaves y antiguas instalaciones industriales de Tequila en México, Trinidad y el Valle de los Ingenios en Cuba, y los Paisajes Productivos de la Sabana de Bogotá en Colombia. Esto demuestra el enorme potencial que existe en esta región con los sitios y paisajes de origen industrial, los cuales deben ser valorizados y gradualmente protegidos para evitar su deterioro. De esta manera, se puede garantizar que formen parte del patrimonio que se heredará a las siguientes generaciones.

Los arquitectos y la recuperación de los vestigios

En las fábricas, almacenes o estaciones abandonadas, los arquitectos tienen un enorme campo para demostrar su habilidad y responder a las necesidades del promotor en proyectos de intervención, congruentes con los criterios plásticos y tecnológicos contemporáneos sin agredir el carácter único de los espacios y materiales originales. Es un reto que debemos asumir como profesionistas, pero poniendo especial atención en respetar el valor patrimonial del conjunto de vestigios: usos originales, maquinaria aún existente o archivos abandonados para recuperar y aprovechar la fuerte liga de identidad que los extrabajadores sienten por su lugar de trabajo.

Para saber más

Licenciatura en Arquitectura, Educación Continua, Diplomado en Sistemas Arquitectónicos para el Diseño del Ambiente Interior, Universidad Intercontinental.


[1] Reconocidas desde 2003 por la 32ª Convención de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

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