La palabra innovación es un concepto popular que todos utilizamos. Es común escuchar a nuestro alrededor frases como: “la innovación es la clave del éxito”, “hay que innovar para ser competitivo”, “el que no innova está condenado al fracaso”, entre otras.

Pero que sea popular no significa que todos entendemos su significado ni cómo podemos poner en practica la innovación en nuestro entorno; sobre todo, en los negocios. Por ello, la clave está en analizar de qué trata la innovación y cómo hacerla nuestra.

La innovación va más allá

Sin que el tema se vuelva demasiado rígido con definiciones pulcras y complejas, basta decir que la innovación se trata de hacer algo distinto, diferente. Esta idea es poderosa porque intenta acabar con el mito de que la innovación debe ser algo nuevo, único o nunca visto.

Tampoco se trata de decir que no existen innovaciones deslumbrantes o trascendentales, pues éstas representan parte de la innovación, pero sólo parte. En otras palabras, innovar va más allá de descubrir, de inventar, de crear.

Los matices de la disrupción

Sin negar que las innovaciones tienen un componente de novedad y de mejora, es común que nos enfrasquemos tratando de aportar algo inédito cuando estamos en el campo de la innovación.

Nos rompemos la cabeza tratando de encontrar algo impresionante, extraordinario; pero, en la mayoría de los casos, el resultado de dicho esfuerzo es que no se nos ocurra nada.

Quizás es porque tenemos expectativas sobredimensionadas de la innovación al pensarla como algo absoluto y transformador de la realidad. Esto último bien puede ser la herencia de concebir a la innovación como algo íntimamente ligado a la tecnología.

Aceptando el último argumento y reconociendo el origen tradicional del concepto de innovación en la tecnología, bien podemos referimos a la innovación como una acción radical o disruptiva, cuyo resultado es la transformación (generalmente de bienes) palpable de productos/servicios con algún componente distintivo.

Muestra de lo anterior puedes ser el tránsito de un dispositivo de almacenamiento de música denominado casete a un dispositivo llamado compact disc y, finalmente, a mantener la música en lo que hoy se conoce como nube (desde la perspectiva del uso de internet).

Pasamos, entonces, de una cinta magnética a un disco cuyo interior almacena información, hasta llegar a no conocer la ubicación a la cual accedemos para reproducir música.

Aquí sin duda podemos ver claramente la aportación de la innovación, ¿pero todo es así?, ¿todo debe ser medido desde la misma perspectiva?

Pensamos que no, y sostenemos que existe un aspecto de la innovación que, al no ser tan atractivo ni tener el impacto de lo disruptivo y lo radical, no suele ser foco de atención de las personas; nos referimos a la innovación incremental.

La innovación incremental es de todos

Innovar de manera incremental no es una acción vistosa ni popular ni tan llamativa como la radical y la disruptiva, pero tiene ventajas que la vuelven útil y valiosa para muchas personas, pues implica hacer modificaciones, mejoras, cambios y adecuaciones a partir de la observación directa de actividades, procesos y demás elementos que comúnmente están a nuestro alrededor. La clave es observar, analizar y cambiar.

Si bien la innovación incremental puede ser de uso cotidiano, pues puede ser aplicable a nuestra vida diaria, nuestros hábitos y nuestra conducta, en el ámbito de los negocios es un elemento altamente valioso para la productividad y la competitividad.

En el caso de la productividad, innovar de manera incremental es mejorar la forma de trabajo, de transformación, de generación de bienes y servicios, y ello se puede traducir en producir una unidad más, acortar un segundo el tiempo de fabricación, mejorar la velocidad de atención.

Para el caso de la competitividad, la innovación incremental puede reflejarse en una mayor variedad de servicios, una mejor atención al cliente, una diferenciación en la forma de interactuar con los proveedores o un trato personalizado con los colaboradores.

Para el área de Posgrados en Innovación Empresarial para la Competitividad de la UIC, el tema de la innovación es eje transversal y, al mismo tiempo, constitutivo de la formación a nivel maestría y doctorado.

En particular, el tema de la innovación incremental reviste importancia al resultar más económica, práctica y efectiva en la búsqueda constantes de la mejor continua del funcionamiento organizacional.

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Para saber más

Licenciatura en Relaciones Comerciales Internacionales

Licenciatura en Administración de Negocios Turísticos

Maestría en Administración de Negocios

Karemm Danel, ¿Por qué estudiar Relaciones Comerciales Internacionales?, Universidad Intercontinental. Recuperado de https://www.uic.mx/por-que-estudiar-relaciones-comerciales-internacionales/?utm_source=cmi&utm_medium=organico&utm_campaign=noviembre_2023&utm_content=por_que_estudiar_relaciones_comerciales_internacionales